Extraídos de la columna de opinión del señor Jose Ignacio Torreblanca en el diario El País de España, quise compartir unos datos muy particulares que si bien podrían ser ampliamente debatidos, me atrevo a afirmar que podrían generar algo de acuerdo entre quienes puedan leer.
Dice la columna que una de cada tres personas que habitan este planeta viven en regímenes no democráticos. Esto, siendo difícil de digerir, no deja de ser cercano a la realidad si consideramos la falta de libertades que existe en países lejanos, vecinos, e incluso en el propio.
La curiosidad central de la columna es la no inclusión de Cuba y Venezuela entre los regímenes más macabros, un grupo conformado según Torreblanca por Corea del Norte (donde solo hace algunos meses abrió la primera pizzería), Turkmenistán (proveedor clave para el gasoducto Nabucco), Uzbekistán (otro país clave para Nabucco), Libia, Sudán (donde las mujeres reciben latigazos por usar pantalones), Birmania (que prepara amnistía para sus presos políticos), Somalia (tierra de piratas), y Guinea Ecuatorial.
No obstante, curiosidades “democráticas” vemos a diario en nuestra región, donde antiguos golpistas (léase Raúl Castro y Hugo Chávez) piden enérgicamente sanciones a los protagonistas del golpe de Estado en Honduras, donde las cartas democráticas se cambian por notarias, donde en sus ciudades se celebra el aniversario de revoluciones comunistas, y donde los países del ALBA solicitan la expulsión de Honduras de la OEA por no ser un país democrático (como lo demanda la carta del organismo) al tiempo que demandan la inclusión Cuba en la organización presuntamente como país democrático.
Todo esto me deja un sabor amargo que solo demuestra lo lejos que está nuestra civilización de encontrar equidad para todos los que la conformamos. Puede no ser la democracia el modelo perfecto (tal vez podríamos consultar ese tercio de la población mundial para comprobarlo), pero seguramente es lo más cercano a la igualdad que hemos llegado.
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